viernes, 26 de noviembre de 2010

PELIGRO PARA ISRAEL. LA PUERTA ESTRECHA DEL REINO. Lc 13,22-30.

22 Camino de la ciudad de Jerusalén enseñaba en los pueblos y aldeas que iba atravesando.
23 Uno le preguntó:
- Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Jesús les dio esta respuesta:
24 -Forcejead para abriros paso por la puerta estrecha, porque os digo que muchos van a intentar entrar y no podrán.
25 Una vez que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, por mucho que llaméis a la puerta desde fuera diciendo: "Señor, ábrenos", él os replicará: "No sé quiénes sois".
26 Entonces os pondréis a decirle: "Si hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas";
27 pero él os responderá: "No sé quiénes sois; ¡lejos de mí todos los que practicáis la injusticia!"
28 Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera.
29 Y también de oriente y occidente, del norte y del sur, habrá quienes vengan a sentarse en el banquete del reino de Dios.
30 Y así hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.


EXPLICACIÓN.

Peligro para Israel si no escucha y pone en práctica la enseñanza de Jesús. Pregunta teórica (22s). El número no está determinado, depende de la decisión y esfuerzo de los hombres. La puerta estrecha (24s), la entrada del Reino, que es la opción por Jesús; forcejear por entrar, esforzarse por llevar a la práctica su enseñanza (6,27-49). Llegará un momento en que será demasiado tarde, pues habrá acabado el privilegio de Israel (25: No sé quiénes sois).

Para Israel como pueblo, la puerta se cerrará con la muerte de Jesús, rechazo definitivo del Mesías: ya no contará haber pertenecido a ese pueblo o haber tenido familiaridad con Jesús (26: Si hemos comido y bebido contigo); la mención de haber enseñado en sus plazas los condena a ellos mismos, por no haber seguido su enseñanza (cf. 6,46-49), rechazando el amor a todos que Jesús proponía (6,27ss); de ahí el apóstrofe: los que practicáis la injusticia (27; cf. Sal 6,9). El Reino estará abierto a los paganos (Sal 107,3) (28s). El colofón no excluye que los israelitas tengan acceso al Reino, pero como individuos, no ya como pueblo (30).

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