miércoles, 2 de febrero de 2011

SEPULTURA. Lc 23,50-56a.

50 Había un miembro del Consejo, de nombre José, hombre bueno y justo,
51 que no se había adherido ni al designio ni a la acción de los demás. Era natural de Arimatea, ciudad judía, y aguardaba el reinado de Dios.
52 Éste acudió a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
53 Lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía.
54 Era día de Preparación y rayaba el día de precepto.
55 Las mujeres que habían llegado con Jesús desde Galilea habían acompañado a José para ver el sepulcro y cómo colocaba su cuerpo.
56a A la vuelta prepararon aromas y ungüentos.


EXPLICACIÓN.

50-56a. José, personaje influyente y hombre recto, que no se había hecho cómplice de la muerte de Jesús; para un judío, la expectación del reinado de Dios se concretaba en el reino mesiánico (50s). Jesús había sido una esperanza, pero ha fracasado; José quiere de algún modo reparar la injusticia cometida. Representa al Israel fiel en medio del ambiente judío.

Sepulcro inaugurado por Jesús (53): nueva manera de morir que lleva consigo la victoria sobre la muerte (9,24). También las mujeres creen que todo ha terminado con la muerte. Se preparan para embalsamarlo (55-56a).

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