martes, 14 de diciembre de 2010

LA LEY Y LA ENTRADA EN EL REINO. EL RICO OBSERVANTE. Lc 18,18-30.

18 Un magistrado le preguntó:
- Maestro insigne, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?
19 Jesús le contestó:
- ¿Por qué me llamas insigne? Insigne como Dios, ninguno.
20 Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no des falso testimonio, sustenta a tu padre y a tu madre.
21 Él replicó:
- Todo eso le he cumplido desde joven.
22 Al oírlo Jesús, le dijo:
- Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres, que tendrás en Dios tu riqueza y anda, sígueme a mí.
23 Al oír aquello se puso muy triste, porque era riquísimo.
24 Viéndolo tan triste dijo Jesús:
- ¡Con qué dificultad entran en el reino de Dios lo que tienen el dinero!
25 Porque es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja que no que entre un rico en el reino de Dios.
26 Los presentes exclamaron:
- Entonces, ¿quién puede subsistir?
27 Él contestó:
- Lo imposible humanamente es posible con Dios.
28 Replicó Pedro:
- Pues nosotros dejamos lo que teníamos y te seguimos.
29 Jesús les dijo:
- Os lo aseguro: No hay ninguno que haya dejado casa o mujer o hermanos, o padre o hijos, por causa del reinado de Dios,
30 que no reciba en este tiempo mucho más y en la edad futura vida definitiva.


EXPLICACIÓN.

A'. La Ley y la entrada en el Reino. 18-30. Nuevo personaje y nuevo tema. Esta perícopa está en paralelo con 10,25-37, donde se proponía la misma pregunta sobre el modo de obtener vida definitiva. Aquella respuesta de Jesús no ha dejado satisfecho a los ambientes judíos.

Un magistrado, representante del estamento político-social, como allí "un jurista" lo era del religioso-legalista (10,25). Tres momentos: Pregunta y propuesta (18-23). Analogía del rico y el camello (24-27). Interpelación de Pedro (28-30).

El hecho de que Jesús no hable de la otra vida, sino del reinado de Dios como una realidad para este mundo, inquieta a estos dos estamentos por diversas razones, que en el fondo confluyen, precisamente porque temen el influjo que puede tener Jesús sobre las masas como "maestro". Maestro insigne, adulación.

Como en el otro caso, Jesús contesta con una contrapregunta y muestra la simplicidad de la cuestión: el problema estaba ya resuelto en la Ley. Cita únicamente los mandamientos relativos al prójimo: la conducta ética asegura la vida definitiva. Coloca el cuarto mandamiento al final: la preocupación por la familia no puede dispensar del interés por la humanidad. El magistrado, perfecto cumplidor de la Ley (21).

A este hombre, que se dice ejemplar, Jesús le ofrece la oportunidad de hacerse discípulo. Una cosa (22), cf. 10,42: "sólo una cosa es necesaria" (María escuchaba el mensaje; 8,21; "escuchar el mensaje de Dios y ponerlo por obra"; cf. 12,33; 14,33; 16,13). El apego a las riquezas le impide aceptar (12,34) (23).

Comentario de Jesús: el reino de Dios es el de los pobres voluntarios (6,20); es prácticamente imposible que los ricos entren en él (24s). Temor de los oyentes a caer en la miseria; en un grupo donde todos son pobres es imposible subsistir (cf. Mt 19,25) (26). Es posible con Dios (27), cf. 12,29.32.

Pedro pide una solución concreta para ellos, que ya no tienen nada (cf. 5,11) (28). En el reino de Dios el abandono de los bienes no conduce a la miseria, sino a la abundancia ya en esta vida, asegurando además la vida definitiva. La antigua familia queda sustituida por la nueva: afecto y seguridad (29s).

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