viernes, 29 de octubre de 2010

EL AYUNO: EL CAMBIO DE ALIANZA. Lc 5,33-39.

33 Ellos le dijeron:
- Los discípulos de Juan ayunan a menudo y tienen sus rezos, y lo mismo los fariseos discípulos; los tuyos, en cambio, a comer y a beber.
34 Jesús les contestó:
-¿Acaso podéis hacer que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos?
35 Llegarán días en que les arrebaten al novio; entonces, aquellos días, ayunarán.
36 Les propuso también una comparación:
- Nadie corta un manto nuevo para echarle una pieza a un manto viejo; de lo contrario, el nuevo quedará cortado y al viejo la pieza no le irá bien.
37 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; de lo contrario, el vino nuevo reventará los odres: el vino se derramará y los odres se echarán a perder.
38 No, el vino nuevo se echa en odres nuevos.
39 Pero nadie, acostumbrado al de siempre, quiere uno nuevo, porque dice: "Bueno está el de siempre".


EXPLICACIÓN.

Vse. Mc 2,18-22. Los fariseos y sus letrados se dirigen ahora directamente a Jesús; ponen de relieve el contraste entre la ascesis practicada por los discípulos de Juan y ellos mismos, y la permisividad que autoriza Jesús en su grupo. Toman pie del banquete que se está celebrando. Los ayunos de los discípulos del Bautista demuestran que no reconocen el cambio de alianza anunciado por Juan (3,16); se han asimilado a los fariseos (33). Les arrebaten (35), para darle muerte (cf. Is 53,8). Llegarán días, alusión a los "tres días" entre la muerte y la resurrección. Jesús volverá a estar con los suyos. La fuerza de la costumbre hace rechazar el cambio (5,32: "los justos"); rechazan la novedad (39). Vino de siempre, lit. "viejo", en el sentido peyorativo de "el manto" y "los odres viejos" (no "vino añejo"). La temática de los satisfechos ("justos"), por oposición a los insatisfechos con su situación personal y con la situación social, será desarrollada a lo largo del Evangelio.

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