martes, 19 de octubre de 2010

I. JUAN Y JESÚS. SE ANUNCIA EL NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTA. Lc 1,5-25.

5 Hubo en tiempos de Herodes, rey del país judío, cierto sacerdote de nombre Zacarías, de la sección de Abías; tenía por mujer a una descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel.
6 Ambos eran justos delante de Dios pues procedían sin falta según todos los mandamientos y preceptos del Señor.
7 No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y eran ya los dos de edad avanzada.
8 Mientras prestaba su servicio sacerdotal ante Dios en el turno de su sección,
9 le tocó entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso, según la costumbre del sacerdocio;
10 toda la muchedumbre del pueblo estaba fuera orando durante el rito del incienso.
11 Se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso.
12 Zacarías, al verlo, se sobresaltó y lo invadió el temor.
13 Pero el ángel le dijo:
- No temas, Zacarías, que tu ruego ha sido escuchado: tu mujer, Isabel, te dará a luz un hijo y le pondrás de nombre Juan.
14 Será para ti una grandísima alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento,
15 porque va a ser grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor, se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre de su madre
16 y convertirá a muchos israelitas al Señor su Dios.
17 Él precederá al Señor con el espíritu y fuerza de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y enseñar a los rebeldes la sensatez de los justos, preparando así al Señor un pueblo bien dispuesto.
18 Zacarías replicó al ángel:
-¿Qué garantía me das de eso? Porque yo soy ya viejo y mi mujer de edad avanzada.
19 El ángel le repuso:
-Yo soy Gabriel, que estoy a las órdenes inmediatas de Dios, y me han enviado para darte de palabra esta buena noticia.
20 Pues mira, te quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día que eso suceda, por no haber dad fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.
21 El pueblo estaba aguardando a Zacarías, extrañado de que tardase tanto en el santuario.
22 Pero cuando salió no podía hablarles, y comprendieron que en el santuario había tenido una visión. ÉL les hacía gestos, pero permanecía mudo.
23 Cuando se cumplieron los días de su servicio, se marchó a su casa.
24 Después de aquello concibió Isabel, su mujer, y estuvo cinco meses sin dejarse ver. Ella se dećia:
25 - Esto se lo debo al Señor, que ahora se ha dignado librarme de esta vergüenza mía ante la gente.


EXPLICACIÓN.

Primera sección del Evangelio (1,5-2,52): Presentación de dos personajes, Juan Bautista y Jesús. De cada uno de ellos Lc va exponiendo en paralelo el anuncio del nacimiento (1,5-25.26-56) y el nacimiento e infancia (1,57-80; 2,1-52).

5-25. En tiempo de Herodes el Grande, que murió el año 4 a.C. Zacarías e Isabel, ambos descendientes de Aarón y observantes intachables de la Ley, representan a la institución judía (v.10: el pueblo), fundada sobre el culto y la Ley. Sin descendencia ni esperanza de tenerla: esterilidad de la institución (5-7).

Zacarías celebra el acto cultual característico del sacerdocio. El santuario, lugar de las manifestaciones divinas; el incienso ofrecido, símbolo de la oración oficial (cf. Sal 141,2). Distinción entre la clase sacerdotal dirigente y el pueblo (10: fuera). El ángel del Señor (11), mensajero divino, identificado a veces con Dios mismo (Gn 16,7; 22,11; Éx 3,2, etc.). Temor: reacción típica en el AT ante lo divino (Jue 6,22; 13,22; Job 4,15, etc.). Ruego de Zacarías (13): del mensaje del ángel se deduce que se refería a la salvación de Israel; pedía una intervención divina que salvase a la nación (cf. 1,67-79). No beberá vino ni licor (15), como los nazireos (Nm 6,3) y los recabitas (Jr 35), Sansón (Jue 13,7), Samuel (1 Sm 1,11 LXX). Por boca del ángel, Dios no promete una renovación institucional (culto y ley), sino suscitar un profeta superior a los antiguos, por estar lleno de Espíritu desde antes de nacer (15). Futuro movimiento de conversión (cf. Jr 3,7.10.14; 18,18) (16). Precursor del Mesías (cf. Mal 3,23s) (17).

Incredulidad de Zacarías (18), a pesar del precedente en Gn 17,15-21; 18,4-15 (Abrahán y Sara): ni el culto ni la observancia le han procurado la fe; la relación del sacerdocio con Dios es puramente formal. La petición de una señal confirma su falta de fe. Yo soy Gabriel (19), es decir, la Fuerza de Dios. Señal (20): la incredulidad de la institución no impedirá el plan de Dios, pero su misión ha terminado (mudo) (21s). Zacarías sólo hablará como profeta, y fuera del templo (1,67). Se cumple lo prometido (23-25).

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