viernes, 28 de enero de 2011

CONDENA A MUERTE. Lc 23,13-25.

13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo,
14 y les dijo:
- Me habéis traído a este hombre como si fuera un agitador del pueblo; pues bien, yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en él ninguno de los delitos de que lo acusáis.
15 Herodes tampoco, porque nos lo ha devuelto. Ya veis que no ha hecho nada que merezca la muerte,
16 así que le daré un escarmiento y lo soltaré.

18 Pero ellos gritaron todos a una:
- ¡Quita de en medio a ése y suéltanos a Barrabás!
19 (A este último lo habían metido en la cárcel por cierta sedición acaecida en la ciudad y por asesinato.)
20 Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús.
21 Pero ellos vociferaban:
- ¡Crucifícalo, crucifícalo!
22 Él les dijo por tercera vez:
- Y ¿qué ha hecho éste de malo? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte, así que le daré un escarmiento y lo soltaré.
23 Ellos insistían a grandes voces en que lo crucificara, y las voces iban arreciando.
24 Pilato decidió que se hiciera lo que pedían:
25 soltó al que reclamaban (al que habían metido en la cárcel por sedición y asesinato) y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.


EXPLICACIÓN.

Todo Israel, dirigentes y pueblo, convocado por Pilato a participar en el juicio de Jesús (13). Dos testigos a favor de la inocencia: Pilato y Herodes (14s); deberían bastar para probarla (cf. Dt 19,15).

Escarmiento (16): Pilato no asume su responsabilidad. De ahí la reacción unánime. (Ciertos mss. añaden un v.17, no auténtico). Odio a Jesús de sus dirigentes y pueblo (18). Barrabás, rebelde y asesino (19). Hasta ese momento, el pueblo había estado con Jesús (cf. 19,48; 20,19; 21,38); ahora se pone contra él y toma partido por los dirigentes (cf. 11,24-26); no sólo se somete a sus opresores, sino que se hace cómplice de su asesinato.

Nuevo intento de Pilato y oposición irreductible (20s). Tercer intento, sin resultado; su actitud indecisa lo ha perdido (22). Cede al clamor. La libertad de Barrabás presagia la violencia que dará lugar a la destrucción de Jerusalén (cf. 19,43s); la ciudad no reconoce lo que lleva a la paz (19,42) (23).

La triple negación de Jesús por parte del pueblo es definitiva, como la de Pedro. Éste, sin embargo, se arrepentirá de ella, por no haberse aliado con el sistema injusto; el pueblo, en cambio, al igual que Judas, no ha dado nunca plena adhesión a Jesús y, ante su aparente fracaso e impotencia, opta por aliarse con los más fuertes. Pilato cede en toda la línea (24). Israel ha rechazado al Mesías (20,14s) (25).

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